Lise Eliot es una Neurocientífica que ha dedicado su vida a estudiar el cerebro humano. Pero cuando quedó embarazada se empezó a cuestionar cómo se desarrolla el cerebro humano y cómo nuestro rol como padres puede afectar en este complicado proceso. ¿Hay algo que podamos hacer para ayudar a los cerebros de nuestros bebés a desarrollarse de mejor manera? ¿Podemos ayudarlos a ser personas más inteligentes y felices?
En su libro “¿Qué esta sucediendo ahí dentro?” Explora la evolución de los sentidos, habilidades motoras, sociales y emocionales, además de las funciones cerebrales como la atención, el lenguaje, la memoria, el razonamiento e inteligencia.
Y en su investigación y análisis, llega a la conclusión de que sí podemos influenciar en el desarrollo cerebral de nuestros hijos, especialmente en sus primeros 5 años de vida.
Eso sí, el desarrollo de los niños está influenciado tanto por la genética con la que nacen, como por la calidad del ambiente y experiencias que viven. Esto se divide en un 50% y 50%. Esto quiere decir que aún es mucho lo que podemos influenciar como padres en el futuro de nuestros hijos.
Ahora, ¿qué podemos hacer? Lise Eliot destaca estas 7 cosas:
- El factor con mayor impacto es el prenatal. El desarrollo cerebral fetal puede verse influenciado por la salud, nutrición, exposición ambiental y bienestar emocional de la madre. Es decir, es muy importante cuidar lo que consumimos, a qué factores ambientales nos exponemos, intentar no estar en posiciones de estrés y realizar actividad física.
- La nutrición es súper importante. Lise Eliot destaca que entre los 4 meses en el útero hasta los 2 años de edad son mucho más sensibles a la cantidad y calidad de los nutrientes consumidos. Por lo que debemos cuidar a nuestros bebés del azúcar, exceso de grasas saturadas y sodio. Es muy importante la grasa saludable para el desarrollo cerebral, por ejemplo de la leche, frutos secos o palta.
- En tercer lugar, resalta la importancia de estimularlos. Las familias que proveen mayores oportunidades de explorar a sus hijos y más variedad de juguetes, tienen niños más inteligentes. Cabe destacar que es importante la variedad, no la cantidad.
- Siguiendo el punto anterior, la variedad de experiencias a las que exponemos a los niños también tiene gran relevancia. Necesitan salir de la casa, a caminar, al parque, a conocer lugares nuevos. Interactuar con otros niños o con otras personas.
- Otra cosa que podemos hacer es exponer a nuestros bebés a la música, pero no solo escucharla y estar expuesto a esta, si no entrenarla. Es decir, tocar el piano, la flauta, guitarra, etc. Ayuda mucho, especialmente si se entrena antes de los 7 años.
- Elegir el colegio al que van también es una decisión decisiva. Es importante tanto cuándo entran al colegio como la calidad de este. Es decir, si estás entre la decisión de adelantar o atrasar un año a tu bebé, es preferible adelantarlo. Los jardines o sala cuna si son de calidad, son una buena fuente para aumentar la estimulación social y cognitiva.
- Por último y más importante, pero no por eso más fácil, es la calidad de las interacciones entre los padres o cuidadores y los niños. Los mejores padres son los que son cariñosos (afectuosos fisicamente y contenedores emocionalmente), se involucran con sus niños (pasan tiempo de calidad en actividades compartidas), muy atentos a sus necesidades (aceptan su individualidad, sirven como apoyo para ayudarlos a resolver problemas), pero tambien demandantes (esperan comportamiento maduro e independencia, tienen estándares claros y reglas que se deben cumplir y hacen cumplirlas).
Entonces, a modo de resumen, el factor prenatal, la nutrición, la estimulación, las experiencias, la música, el colegio y la calidad de las interacciones entre padres y los niños, son factores en los que podemos influir para criar personas más inteligentes, seguros de sus capacidades y felices.